De Riga a Tallin, dos perlas del Báltico

RIGA-TALLIN

De la capital de Letonia en la capital de Estonia por la costa y sus islas. Paisajes de ciudades del Báltico, de antiguos comerciantes y navegantes, combinados con bosque, mucho bosque, prados, cultivos -de cereales, también- y playas nórdicas de arena fina. De Riga a Tallin, dos perlas del Báltico, atravesando Letonia y Estonia por la costa y sus islas. Paisajes de ciudades del Báltico, de antiguos comerciantes y navegantes, combinados con bosque, mucho bosque, prados, cultivos -de cereales, también- y playas nórdicas de arena fina. 

Comienza la travesía en Riga, capital de Letonia, burguesa y comerciante, ligada siempre a la historia del continente europeo y muy especialmente a Alemania, Suecia y Rusia. Una ciudad moderna que mira al mar y ahora más que nunca al futuro, y que nos pide dedicar algún día a visitarla. 

A partir de aquí se sigue en buena parte la ruta EuroVelo número 13, muy bien señalizada, que nos llevará siempre cerca de la costa en dirección al Norte. Se pasará a ratos junto a la playa, aunque a veces el ciclista no tenga esa sensación, ya que en estas latitudes el bosque lo domina todo y llega con árboles monumentales hasta la misma arena. Esto hace que a pesar de estar a escasos metros del agua no se vea el mar si no se decide dejar la ruta y llegar a él. Si se hace la travesía en medio del verano, se recomienda detenerse en la arena fina y clara, teñida de guijarros gigantes que invitan a sentarse, y bañarse, sí, porque a pesar de estar donde estamos, de día se superan con facilidad los 20º y la temperatura del agua a veces se acerca. Olvidémonos, sin embargo, de aglomeraciones y del paseo marítimo con apartamentos y pensemos en parajes solitarios, casi desérticos. 

Continuamos pedaleando y en poco más de un par de etapas alcanzamos la frontera con Estonia, que no viene marcada por ningún accidente geográfico. Sólo una señal y unas banderas nos avisan de que entramos en un nuevo estado: hace años que no hay vigilancia policial y las antiguas aduanas se intuyen después en dos edificios, uno frente al otro, ahora bastante deteriorados. A ambos lados, poblaciones muy similares y el mismo paisaje, pero ahora con otro gobierno y otras leyes; y pese a sentirse pueblos hermanos, con un idioma diferente. Cabe decir sobre la comunicación que el conocimiento, y el dominio, del inglés está bastante extendido en todas partes, y muy especialmente en el sector del comercio y el turismo. 

Avanzando hacia el Norte se llega a Parnu, considerada una capital de veraneo. Es la primera población después de Riga algo grande, con edificios históricos, casas de madera pintadas de colores pastel, calles elegantes y plazas arboladas. Y a partir de aquí nuestro itinerario hará un giro hacia el Oeste para ir a recorrer las principales islas de este país. 

Primeramente pasaremos en ferry hasta la isla de Muhu. Al ser un país tan llano, cuesta a veces de adivinar la otra orilla, en la que vuelven a aparecer los altísimos árboles que lo dominan todo: pino rojo y abedul si se traca de plantación; también abetos, fresnos, sauces, serbales ... si son bosques naturales, donde viven alces, ciervos, zorros, jabalíes, linces y, según nos dicen, aunque sólo en algún rincón remoto del país, también osos y lobos. Esta primera isla es utilizada por muchos simplemente para ir de camino a la isla de Saaremaa, pero recomendamos acercarse hasta el poblado pesquero de Kohuma, con un interesante conjunto de granjas de piedra con tejado de paja. 

A la segunda isla, la ya citada Saaremaa, más grande y turística, se llega por un largo puente; a veces, si el mar está quieto, sólo se tiene la sensación de que se pasa por en medio de dos lagos o marismas. Nuestro viaje nos llevará hacia Leisi, en el extremo norte, después de haber observado, entre otras cosas, bonitos molinos de viento tradicionales. Y desde allí, en ferry nuevamente hasta Hiumaa, otra isla considerada un paraíso para los amantes de la naturaleza por su diverso paisaje natural. 

Un tercer ferry nos conducirá desde Heltermaa nuevamente hacia el continente y hacia nuestro nuevo destino, la bonita Haapsalu. Destaca una interesante fortaleza toda amurallada y con una gran catedral gótica en el interior. Es un hermoso destino turístico que ya habían utilizado los zares en verano: de su época se conserva una bonita estación de tren de estilo victoriano. Pasear por sus calles y ver desde una terraza la puesta del sol reflejada en algunos de los estanques que hay a ambos lados de la población nos puede dejar uno de los mejores recuerdos de nuestra travesía. 

Ahora ya nos dirigimos hacia nuestro destino final, Tallin; pero el camino, al acercarnos al mar hacia la zona de Paldiski, todavía nos ofrecerá un interesante paisaje de acantilados. 

No hemos hablado en este reportaje de las casas de campo, algunas pensadas para acoger turismo y que recomendamos utilizar. Cabe decir que muy pocas están viejas y destartaladas, sólo en algún caso el cobertizo para la maquinaria conserva el antiguo techo de uralita. La mayoría son grandes, modernas y están bien conservadas, con madera en el interior y en el exterior -hay poca piedra para ser utilizada como material de construcción-, y con frecuencia tienen, anexo al jardín, una bodega semienterrada, donde se mantiene una temperatura constante, y también una sauna: uno se puede imaginar que en invierno los habitantes de la casa pueden combinar el vapor y el calor de su interior con friegas en la nieve de fuera. Y otra característica del mundo rural son los colores atrevidos. No se da la variedad cromática e intensa de otras zonas más próximas al ártico, pero sí que la madera está a menudo pintada por fuera sin temor a destacar en medio del entorno natural. Y las flores, también por todas partes; sorprende la capacidad de tener macetas y jardineras de donde cuelgan cientos de flores, con especial predilección por las petunias de todos los colores. 

Y ya como decíamos, camino de Tallin, a donde se llega por un carril bici que en todo momento nos permitirá pedalear apartados del tráfico que poco a poco se va haciendo más intenso. De la famosa ciudad medieval nos sorprenderá que se encuentra en una zona elevada, sobre una colina junto al mar, y por primera vez desde Riga, el punto de partida, encontraremos una gran presencia de turistas de todo el mundo. No dejen de visitar esta interesante capital, con sus iglesias protestantes, católicas y ortodoxas, con sus casas señoriales, la muralla con sus baluartes, las calles, los colores pastel de las fachadas que parecen realmente de casas de muñecas... y acérquense si pueden al barrio más alternativo de Kalamaja, con su mercado y sus talleres de artistas. 

 

Lluís Llord 

Rutabike 

 

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