El Moianès, un museo al aire libre

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El 1 de Mayo de 2015 el Moianès fue declarada nueva comarca de Cataluña, una reivindicación que los habitantes de este territorio reclamaban desde hacía tiempo. Físicamente la comarca presenta una geografía claramente delimitada: una meseta que cae abruptamente hacia la llanura de Vic y los límites de las comarcas vallesanas y desciende suavemente hacia la cuenca del Llobregat a su paso por el Bages.

 

Culturalmente, hay una unánime identidad de pertenencia a un mismo territorio entre los diez pueblos que conforman la comarca. Y aún más, el Moianès es un pueblo que avanza hacia un modelo económico de crecimiento sostenible para crear un entorno donde vivir en armonía con la naturaleza. 

 Orográficamente el territorio está definido por una meseta drenada por una densa red hidrográfica que ha modelado un paisaje agrietado formado por colinas, "morros" y pequeñas sierras rodeadas de serpenteantes y caprichosas hondonadas. Antropológicamente hablamos de un espacio abarrotado de caminos viejos y sabios que aún conservan la huella humana desde muy antiguo. El Moianès es un gran museo al aire libre que invita a recorrerlo en bicicleta de montaña para descubrir la esencia de un entorno privilegiado con un espléndido y rico patrimonio.



El Moianès conserva un extenso legado cultural esparcido por el paisaje que arranca en la prehistoria con las tumbas megalíticas que nos han dejado los antiguos, como el dolmen de Trullars, o la Cueva del Toll, uno de los referentes más importante de este período en nuestro país . A lo largo de los tiempos, la actividad humana nos ha dejado obras arquitectónicas de gran valor. Los capiteles esculpidos en el claustro del Monasterio de Santa María de l’Estany son auténticas joyas del románico. Y frente al monasterio, el ingenio humano diseñó una mina para desecar los humedales insalubres convirtiéndolos en una preciosa explanada.



Las sorpresas viajando por el Moianès se suceden intermitententemente en cada pedalada. Seguro que nadie se quedará indiferente ante la sobrecogedora silueta del Castillo de la Popa, una fortificación construida sobre una gran losa de roca con forma de barco o el Roble de Giol, un árbol monumental junto a la ermita de Santa Coloma de Sasserra que bajo su sombra se han reunido muchas generaciones de moianeses.



El dominio de la técnica de la “pedra seca” nos ha dejado esparcidas por el paisaje maravillas arquitectónicas forjadas por manos expertas que la han sacado de los campos para hacer bancales y barracas de viña, balsas de molinos y pozos de hielo, conocidas en catalan como “poues”. A las “poues” se guardaba la nieve del invierno para convertirla en lo que sería el hielo del verano. Penetrar en la fresca atmósfera la Poua de la Ginebreda es un momento mágico: encontrarse en la singular construcción donde se fabricaban las barras de hielo que entre los siglos XVIII y XX se llevaban en carro por la noche hasta la misma Barcelona para venderlas a las pescaderías, hospitales y fabricantes de helados barceloneses, es una experiencia de única. Y no hablamos de la hermosa rincón de Espluges, un pequeña explanada por un desciende el arroyo de Fontscalents que un hermoso puente románico permite flanquear para acceder a la impresionante masía que da nombre al lugar, edificada bajo una gran losa aprovechando la cavidad natural.



Masías impresionantes como el Molí de la Sala o l’Espina, sitios con encanto como San Llogari, el núcleo antiguo de Collsuspina o el singular Molí de Brotons; ermitas de bella factura como Sant Julià d’Uixols o Sant Cugat de Gavadons, castillos roqueros de Granera y de Calders, centinelas imperturbables a lo largo de los tiempos; espacios encantadores como el Bosc de Casanovas o la belleza natural de los Gorgs Blaus en el precioso valle de Marfà; testigos del pasado como la Necrópolis de Pertegás o del presente como la Colonia Jorba; los espacios dedicados a figuras históricas del catalanismo como Prat de la Riba o Rafael Casanovas... y muchos más sitios relevantes que no citaremos ahora, son otros atractivos que pueblan el paisaje del Moianès.



“El Moianès apetece” es el lema turístico de la comarca. Y ciertamente es así. Su gente te hará sentir como en casa. Este territorio no es una experiencia de un solo día. Seguro que tendrás que volver si quieres conocer en profundidad todos estos lugares más relevantes. Ah, y son pocos los que saben dónde está la bellísima y esplendorosa Sauva Negra, el secreto mejor guardado del Moianès, un secreto que si podrás descubrir pedaleando con rutabike. Pruebalo y ya no lo podrás dejar.

Salud y pedal


Rutes por el Moianès