Pallars Sobirà PAS 024_Gerri de la Sal
Reserva Nacional de Caça de Boumort. Serra de Cuberes. Vall del Riu Major. Serra de Taús.
Gerri de la Sal_Coll de Pan_Coll de Carrabines_Taús_els Castells_Coll de les Iglésies_Sarroca_Sant Sebastià de Buseu_Baén_Bresca_Gerri de la Sal
Mapes Comarcals de Catalunya. Segrià. 1:50.000. Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).
Resumen
Distancia:63 km
Desnivel:1740 m
Tiempo:6 h 0 min
Dificultad:difícil
De Gerri a Taús. Vuelta al abrupto valle del Ríu Major
Una larga pista de montaña de conmovedoras panorámicas nos lleva por la vertiente norte de la Sierra de Cuberes, contrafuerte de la Sierra de Boumort, al idílico paraje de Taús, un pueblo situado en un amplio collado de alta montaña que se asienta sobre profundas barrancadas que vierten sus aguas en el Noguera Pallaresa y en el Segre. El retorno al punto de salida nos descubre el alma silenciosa de los núcleos que se asient... De Gerri a Taús. Vuelta al abrupto valle del Ríu Major
Una larga pista de montaña de conmovedoras panorámicas nos lleva por la vertiente norte de la Sierra de Cuberes, contrafuerte de la Sierra de Boumort, al idílico paraje de Taús, un pueblo situado en un amplio collado de alta montaña que se asienta sobre profundas barrancadas que vierten sus aguas en el Noguera Pallaresa y en el Segre. El retorno al punto de salida nos descubre el alma silenciosa de los núcleos que se asientan por encima del abrupto valle del Riu Major, uno de ellos el despoblado de Sant Sebastiá, prácticamente en ruinas.
Gerri de la Sal es una pequeña villa medieval conocida por el Alfolí de la sal que fue una importante fuente de ingresos para esta población desde el siglo VIII hasta hace pocos años, cuando pararon la actividad. Iniciamos la ruta en el parking al lado de las pequeñas balsas de planta irregular donde se recogía el agua de una fuente salada, cercana al pueblo, en el proceso inicial de producción de la sal.
Atravesamos el Noguera Pallaresa por el magnífico puente gótico constituido por una única gran arcada que nos lleva al monasterio de Santa Maria de Gerri. Una corta subida nos deja en el punto de confluencia del final de la ruta. Bajamos hasta el Riu Major que atravesamos por el cauce.
Empieza la larga subida que nos llevará a Taús y al punto más alto de la ruta, el despoblado de Sant Sebastià de Buseu, por una hermosa pista de montaña con un trazado impecable que evita las abruptas paredes que se descuelgan verticales de la parte alta de la Sierra de Cuberes. Largas lazadas dibujan un trayecto cómodo y aéreo que regala al viajero con maravillosas panorámicas del entorno: en el fondo del valle enclavado a la salida de un estrecho desfiladero el núcleo de Gerri, por encima de la villa, los diferentes pueblos asentados en el Pla de Montcortés se van dibujando desde la altura y, como telón de fondo, bien perfilados por la cubierta blanca que los cubre, la retahíla de relieves pirenaicos, montañas y cordilleras que van desde el singular Turbón hasta el emblemático Montsent de Pallars.
Cerca de Coll de Solduga salimos del bosque y el paisaje se expande. A nuestros pies tenemos la profunda y angosta herida que el río Major ha infringido en este territorio, un barranco abrupto que nos permite descifrar parcialmente el recorrido de vuelta por la vertiente opuesta, coronada por la Sierra de Taús y, a sus pies, el pueblo del mismo nombre. Aunque vislumbramos el núcleo, la llegada todavía no es inmediata. El trayecto se hace largo, casi veinte kilómetros nos separan todavía del pueblo, sin embargo el camino está lleno de encantos: prados de alta montaña, silencio y soledad por doquier, grandes panorámicas, bosques densos que capturan la luz y visten de claroscuros paisaje. Una densa alfombra de musgo se extiende a orillas del camino que en algunos tramos, debido a la época del año, se adorna de clapas de nieve que hay que atravesar, poniendo a prueba las habilidades del ciclista, no siempre saliendo airoso en el intento. Y si la fortuna acompaña podremos disfrutar de la imagen fugaz, no olvidemos que estamos en un contrafuerte del Boumort, de algún ciervo escurridizo.
La belleza del paraje en torno al pueblo de Taús no deja indiferente al visitante. Ahora, después de una larga y trabajada ascensión, el ambiente se impregna de una intensa calma. Taús, asentado sobre una ladera de la sierra, preside una amplio y plano collado que contrasta con las barrancadas que caen verticales a poniente y levante. Navegamos por un paisaje bucólico que llena al viajero de una agradable sensación de plenitud.
Llegando al núcleo encontramos la ermita románica de Sant Martí de Taús que forma parte de la Vía Románica, ruta transfronteriza del románico pirenaico. El pueblo se estructura como un núcleo de calles empinadas con las casas bien arregladas creciendo de abajo hacia arriba. Son casas de segunda residencia y, a pesar de ser domingo, en el pueblo parece no haber ni un ápice de vida. Benito, un anciano que encontramos en la fuente, nos comenta que él es el único que vive permanentemente todo el año.
Continuamos la ruta por una buena pista que nos lleva hasta Coll de les Iglésies pasando por el pequeño núcleo de Els Castells. Rápida bajada por una pista rocosa y aérea que sobrevuela el barranco de Gavarret. Un trayecto espectacular que nos lleva hasta la aldea de Sarroca, donde el camino pasa a ser asfaltado. Lo dejamos cuando encontramos el desvío que sube al collado de San Sebastia enclave del despoblado de Sant Sebastià (con una insólita mutación del acento), con las casas e iglesia del año 1163, derrumbadas. Una imagen como la de otros sitios similares que invita a la reflexión y la añoranza que desprenden este tipo de lugares inanimados.
Iniciamos un descenso sobradamente merecido. Nos deslizamos absorbidos por un denso bosque hasta encontrar la pequeña carretera que viene de Sarroca y Buseu. Cuando salimos del bosque la imagen de Baén aparece repentinamente recreando una bonita postal de alta montaña. Nos espera hasta Gerri de la Sal una cómoda y larga bajada por una solitaria carretera que, sobrevolando el valle, convierte el descenso en pura delicia cicloturística. Un recorrido placentero donde el viajero se deja llevar por la inercia con la mente totalmente en blanco recordando los momentos vividos sobre la bicicleta. Antes de llegar al pueblo de Bresca disfrutamos de una nueva perspectiva del inaccesible barranco que acabamos de rodear completamente con el pueblo de Useu, en primer término, presidiendo la salida del valle.
Febrero de 2020
CENTROS DE INTERÉS
Monestir de Santa Maria de Gerri. Sant Martí de Taús. Sant Roc de Sarroca. Sant Sebastià de Buseu. Sant Andreu de Baén. Castell i Sant Miquel de Bresca.
RESTAURANTES / ALOJAMIENTOS
http://baixpallars.ddl.net/el-municipi/comer-i-dormir
Una larga pista de montaña de conmovedoras panorámicas nos lleva por la vertiente norte de la Sierra de Cuberes, contrafuerte de la Sierra de Boumort, al idílico paraje de Taús, un pueblo situado en un amplio collado de alta montaña que se asienta sobre profundas barrancadas que vierten sus aguas en el Noguera Pallaresa y en el Segre. El retorno al punto de salida nos descubre el alma silenciosa de los núcleos que se asient... De Gerri a Taús. Vuelta al abrupto valle del Ríu Major
Una larga pista de montaña de conmovedoras panorámicas nos lleva por la vertiente norte de la Sierra de Cuberes, contrafuerte de la Sierra de Boumort, al idílico paraje de Taús, un pueblo situado en un amplio collado de alta montaña que se asienta sobre profundas barrancadas que vierten sus aguas en el Noguera Pallaresa y en el Segre. El retorno al punto de salida nos descubre el alma silenciosa de los núcleos que se asientan por encima del abrupto valle del Riu Major, uno de ellos el despoblado de Sant Sebastiá, prácticamente en ruinas.
Gerri de la Sal es una pequeña villa medieval conocida por el Alfolí de la sal que fue una importante fuente de ingresos para esta población desde el siglo VIII hasta hace pocos años, cuando pararon la actividad. Iniciamos la ruta en el parking al lado de las pequeñas balsas de planta irregular donde se recogía el agua de una fuente salada, cercana al pueblo, en el proceso inicial de producción de la sal.
Atravesamos el Noguera Pallaresa por el magnífico puente gótico constituido por una única gran arcada que nos lleva al monasterio de Santa Maria de Gerri. Una corta subida nos deja en el punto de confluencia del final de la ruta. Bajamos hasta el Riu Major que atravesamos por el cauce.
Empieza la larga subida que nos llevará a Taús y al punto más alto de la ruta, el despoblado de Sant Sebastià de Buseu, por una hermosa pista de montaña con un trazado impecable que evita las abruptas paredes que se descuelgan verticales de la parte alta de la Sierra de Cuberes. Largas lazadas dibujan un trayecto cómodo y aéreo que regala al viajero con maravillosas panorámicas del entorno: en el fondo del valle enclavado a la salida de un estrecho desfiladero el núcleo de Gerri, por encima de la villa, los diferentes pueblos asentados en el Pla de Montcortés se van dibujando desde la altura y, como telón de fondo, bien perfilados por la cubierta blanca que los cubre, la retahíla de relieves pirenaicos, montañas y cordilleras que van desde el singular Turbón hasta el emblemático Montsent de Pallars.
Cerca de Coll de Solduga salimos del bosque y el paisaje se expande. A nuestros pies tenemos la profunda y angosta herida que el río Major ha infringido en este territorio, un barranco abrupto que nos permite descifrar parcialmente el recorrido de vuelta por la vertiente opuesta, coronada por la Sierra de Taús y, a sus pies, el pueblo del mismo nombre. Aunque vislumbramos el núcleo, la llegada todavía no es inmediata. El trayecto se hace largo, casi veinte kilómetros nos separan todavía del pueblo, sin embargo el camino está lleno de encantos: prados de alta montaña, silencio y soledad por doquier, grandes panorámicas, bosques densos que capturan la luz y visten de claroscuros paisaje. Una densa alfombra de musgo se extiende a orillas del camino que en algunos tramos, debido a la época del año, se adorna de clapas de nieve que hay que atravesar, poniendo a prueba las habilidades del ciclista, no siempre saliendo airoso en el intento. Y si la fortuna acompaña podremos disfrutar de la imagen fugaz, no olvidemos que estamos en un contrafuerte del Boumort, de algún ciervo escurridizo.
La belleza del paraje en torno al pueblo de Taús no deja indiferente al visitante. Ahora, después de una larga y trabajada ascensión, el ambiente se impregna de una intensa calma. Taús, asentado sobre una ladera de la sierra, preside una amplio y plano collado que contrasta con las barrancadas que caen verticales a poniente y levante. Navegamos por un paisaje bucólico que llena al viajero de una agradable sensación de plenitud.
Llegando al núcleo encontramos la ermita románica de Sant Martí de Taús que forma parte de la Vía Románica, ruta transfronteriza del románico pirenaico. El pueblo se estructura como un núcleo de calles empinadas con las casas bien arregladas creciendo de abajo hacia arriba. Son casas de segunda residencia y, a pesar de ser domingo, en el pueblo parece no haber ni un ápice de vida. Benito, un anciano que encontramos en la fuente, nos comenta que él es el único que vive permanentemente todo el año.
Continuamos la ruta por una buena pista que nos lleva hasta Coll de les Iglésies pasando por el pequeño núcleo de Els Castells. Rápida bajada por una pista rocosa y aérea que sobrevuela el barranco de Gavarret. Un trayecto espectacular que nos lleva hasta la aldea de Sarroca, donde el camino pasa a ser asfaltado. Lo dejamos cuando encontramos el desvío que sube al collado de San Sebastia enclave del despoblado de Sant Sebastià (con una insólita mutación del acento), con las casas e iglesia del año 1163, derrumbadas. Una imagen como la de otros sitios similares que invita a la reflexión y la añoranza que desprenden este tipo de lugares inanimados.
Iniciamos un descenso sobradamente merecido. Nos deslizamos absorbidos por un denso bosque hasta encontrar la pequeña carretera que viene de Sarroca y Buseu. Cuando salimos del bosque la imagen de Baén aparece repentinamente recreando una bonita postal de alta montaña. Nos espera hasta Gerri de la Sal una cómoda y larga bajada por una solitaria carretera que, sobrevolando el valle, convierte el descenso en pura delicia cicloturística. Un recorrido placentero donde el viajero se deja llevar por la inercia con la mente totalmente en blanco recordando los momentos vividos sobre la bicicleta. Antes de llegar al pueblo de Bresca disfrutamos de una nueva perspectiva del inaccesible barranco que acabamos de rodear completamente con el pueblo de Useu, en primer término, presidiendo la salida del valle.
Febrero de 2020
CENTROS DE INTERÉS
Monestir de Santa Maria de Gerri. Sant Martí de Taús. Sant Roc de Sarroca. Sant Sebastià de Buseu. Sant Andreu de Baén. Castell i Sant Miquel de Bresca.
RESTAURANTES / ALOJAMIENTOS
http://baixpallars.ddl.net/el-municipi/comer-i-dormir