El Lluçanès. Una nueva y antigua comarca
Iniciamos o reorganizamos algunas rutas de la Cataluña Central situándolas en una nueva comarca administrativa. Y lo decimos así porque el Lluçanès ha existido desde siempre, si bien ahora de forma legalmente reconocida. Se trata de un territorio elevado a caballo de la Plana de Vic, Berguedà, Bages y Moianès, caracterizado en primer lugar por sus espectaculares miradores: ya sea desde el Munts, Santa Llúcia o Sant Bartomeu, o también desde Sant Adjutori, Lurdes, el castillo de Lluçà... hay un montón y ninguno se puede desmerecer. Atalayarse desde cualquier punto que sobresalga de la meseta —donde habrá seguro una ermita, una casa o un pequeño padrón— al atardecer, especialmente ahora, en invierno, y cuando el sol más bajo ofrece más contrastes, más tonalidades y todo ello es más nítido, puede dejar boquiabiertos a los visitantes y a menudo también a los que viven y tienen la suerte de disfrutarlo a menudo; aunque se diga que esto es una necesidad de quienes viven comprimidos en las grandes ciudades, certifico que los maravillados son todos los que des de aquí lo viven. El astro rey se esconde detrás del Pedraforca, Ensija, los Rasos de Peguera, el Port del Compte... dependiendo del lugar desde donde se observa y la época del año, y nos deja un tono de azul diferente para cada una de las muchas crestas que encontramos en medio; y la nieve, en forma de manto o en manchas, y los prados, los bosques, las masías, y los campanarios que se asoman sobre una colina o en medio de las aldeas esparcidas por todos los rincones; y la luz enfrascada al tiempo que se encienden las farolas y las primeras estrelles...
Pero el Lluçanès es al mismo tiempo tierra de profundas rieras, como la Gavarresa o la Lluçanès, que vierten el agua en el Llobregat, o la de Sorreig, que lo hace hacia el Ter, todas con saltos y pozas que nos evocan leyendas de encantadas, hadas o el mismo demonio, bien arraigadas en el entorno. El castillo y el monasterio de Lluçà le dan el nombre, si bien son también conocidos y de admirar el castillo de Tornamira, el Santuario del Munts, el Retablo de Sant Boi o la cripta de Oristà. Es el país del bandolero Rocaguinarda, el de la condenada bruja Napa, el de las villas quemadas durante la Guerra de Sucesión, el de los caminos de trashumancia hacia la alta montaña, todavíavigente a dia de hoy... y encontraréis bellos rincones por doquier , vaya a pedalear y a hacer turismo slow, a conocer el arte, el patrimonio naturala..., porque allí reciben con agrado a los que se acercan y a los que se quedan. Para hospedarse, los alojamientos rurales le sorprenderán, hay una gran variedad, con un denominador común: su deseo y su beneficio radican en que la gente se encuentre a gusto, se vaya contenta y vuelva; el ambiente que se respira se contagia, ciertamente. Y si deseas comer encontrarás cocina tradicional sorprendentemente innovadora.
Acabamos insistiendo en recomendar que se visite la zona, y que se repita, a ser posible. Esta nueva vieja comarca, de atractivo paisaje, en la que hay campesinos y artesanos que han aprendido a convivir y resistir ante la presión de grandes empresas, también artistas, iniciativas culturales que no buscan el reconocimiento masivo sino sencillamente disfrutar y crear, quiere sobrevivir independiente de las metrópolis y no parece padecer la lejanía.
Vívela, tiene mucho que ofrecer a quien quiere aprender.