Noguera NOG 015_Baldomar
Muntanya de Sant Mamet. La Vall d’Ariet. Serra de l’Obac. Montsec de Rúbies. Conca de Meià. Serra Gr
Baldomar – Collada Les Bassetes – La Vall d’Ariet – Santa Maria de Meià – Vilanova de Meià – Lluçars – Boada – Baldomar
Mapes Comarcals de Catalunya. La Noguera. 1:50.000. Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).
Resumen
Distancia:34 km
Desnivel:1025 m
Tiempo:3 h 30 min
Dificultad:media
Valle d?Ariet y la Coma de Meià
Desde el bonito pueblo de Baldomar la ruta se adentra en el desconocido valle de Ariet, un pequeño valle de masías diseminadas que, a pesar del olvido, aún exhalan nobleza y vuelve al punto de partida por la Coma de Meià con el imponente Montsec de Rúbies de telón de fondo.
Baldomar, un pueblo enclavado en un valle amable que ha recuperado la tradición vitivinícola, se ubica en la frontera de las sierras del Pre-pirineo y muy cerca... Valle d’Ariet y la Coma de Meià
Desde el bonito pueblo de Baldomar la ruta se adentra en el desconocido valle de Ariet, un pequeño valle de masías diseminadas que, a pesar del olvido, aún exhalan nobleza y vuelve al punto de partida por la Coma de Meià con el imponente Montsec de Rúbies de telón de fondo.
Baldomar, un pueblo enclavado en un valle amable que ha recuperado la tradición vitivinícola, se ubica en la frontera de las sierras del Pre-pirineo y muy cerca del Segre, dominando un territorio que durante la Alta Edad Media hizo de frontera inestable entre los condados cristianos de las montañas y los pobladores musulmanes de la llanura, más al sur.
Desde la parte alta del pueblo nos dirigimos hacia Els Planers, una zona de cultivos que se extiende entre la Serra Mosquera y los últimos contrafuertes de la montaña de Sant Mamet. Llegamos a un pequeño collado por encima del Barranc dels Codonys; al fondo del mismo vemos el pueblo de Alòs de Balaguer con la silueta inconfundible de su castillo encajado en el valle del Segre. Se intuye también el estrecho desfiladero del Mu que la voracidad de las aguas ha moldeado abriéndose paso entre la montaña de Sant Mamet y la Serra Carbonera en su camino en busca de la Noguera Pallaresa, justo debajo mismo del Mont-roig, cuya silueta recuerda una gran ola a punto de romper parada en el tiempo.
Por una pista rural asfaltada, en franco retroceso por la falta de uso, seguimos subiendo en dirección a la Masía, una casa en ruinas que como muchos otras del Valle de Ariet, con el abandono del campo a mediados del siglo pasado, han sido víctimas de la perseverancia de la naturaleza que las ha devorado sin piedad.
En la Collada de las Bassetes las paredes del Montsec de Rúbies, así como los relieves pre-pirenaicos que se extienden entre el Solsonès y el Berguedà, se hacen presentes. Bajamos hacia el Valle de Ariete. Masías abandonadas que aún rezuman nobleza y se deterioran lentamente día tras día, se dejan ver por el camino. Es el caso del antiguo castillo de Ariet o castillo de los Moros, que encontramos situado en una pequeña colina rodeada de vegetación boscosa. Las paredes que quedan en pie pertenecen a la antigua torre y tienen una altura considerable. Un poco más abajo del recorrido encontramos la antigua parroquia de Sant Bartomeu, una iglesia románica muy bien conservada.
Estamos en el municipio del Valle de Ariet, que más que un núcleo es un conjunto de masías diseminadas, muchas de ellas abandonadas, dentro de un espacio territorial que se subdivide con nombres propios: Ariet de Sols o “desús”, Ariet del Mig i Ariet de Caps. Ganamos altura por este pequeño valle escondido, protegido por singulares murallas calizas y las laderas de las sierras del Obac y Sant Mamet que nos acompañan en todo momento. Pequeños cultivos ocupan el territorio libre de rocas, que no es mucho.
Cruzamos la Serra de l’Obac para acceder a la Conca de Meià. A la izquierda de la cresta vemos situado en la cima de una peña los restos del castillo de Castelló de Meià, un castillo desde donde se controlaba el paso que unía los dos valles. Las vistas desde este punto de la Conca de Meià configuran un valle amable y fértil quebrada al sur por el Grau de la Clua y cerrada al norte por las pétreas murallas del Montsec de Rúbies.
Nos dejamos caer en un santiamén hasta el pueblo de Santa Maria de Meià. Por carretera nos desplazamos hasta el núcleo vecino de Vilanova de Meià bajo la mirada sobrecogedora del Montsec que parece abalanzarse sobre nosotros y que contrasta con las suaves ondulaciones de la cuenca. En la parte alta del pueblo, debajo del Puig de Meià donde estaba el antiguo poblado que dio origen a Vilanova, se encuentra la interesante iglesia de Sant Salvador. Un edificio singular que una mirada atenta podrá descifrar la evolución del románico al gótico, destacando del conjunto la portada de poniente. En un callejón estrecho de la pequeña plaza, a la derecha de la fachada, si se presta atención, veréis pequeños muros hechos con fósiles, caracoles, conchas..., realmente sorprendente.
El resto de trayecto hasta el final de etapa es muy cómodo y sencillo. Un camino rural asfaltado que sube en suave pendiente hacia la izquierda de la cuenca nos permite conectar los pueblos de Lluçars y Boada. Durante este hermoso y apacible trayecto tenemos una espléndida vista global de la cuenca y de las cordilleras que la cierran, relieves que nos han acompañado durante todo el recorrido. Ahora lo que llama nuestra atención se sitúa al este. En primer término destaca la singular silueta cónica de Montmagastre que sobresale gigantesca sobre el territorio que la rodea, y hacia el norte se perfilan perfectamente en el horizonte los relieves nevados del Pre-pirineo del Solsonès y el Berguedà. Las sierras de Aubenç, Cadí, Port del Compte, Ensija y Rasos de Peguera nos sorprenden por su aparente proximidad.
Una pista que sube hacia la masía Bolló nos permite sortear el abrupto Grau de la Clua para volver de nuevo a Baldomar.
Marzo de 2018
CENTROS DE INTERÉS
Castillo del Valle de Ariete. San Bartolomé del Valle de Ariete. Castillo de Castellón de Meià. Santa Maria de Meià. San Salvador de Vilanova de Meià. San Pedro de Lluçars. San Pedro de Boada
RESTAURANTES / ALOJAMIENTOS
http://www.ccnoguera.cat/artesadesegre/
Desde el bonito pueblo de Baldomar la ruta se adentra en el desconocido valle de Ariet, un pequeño valle de masías diseminadas que, a pesar del olvido, aún exhalan nobleza y vuelve al punto de partida por la Coma de Meià con el imponente Montsec de Rúbies de telón de fondo.
Baldomar, un pueblo enclavado en un valle amable que ha recuperado la tradición vitivinícola, se ubica en la frontera de las sierras del Pre-pirineo y muy cerca... Valle d’Ariet y la Coma de Meià
Desde el bonito pueblo de Baldomar la ruta se adentra en el desconocido valle de Ariet, un pequeño valle de masías diseminadas que, a pesar del olvido, aún exhalan nobleza y vuelve al punto de partida por la Coma de Meià con el imponente Montsec de Rúbies de telón de fondo.
Baldomar, un pueblo enclavado en un valle amable que ha recuperado la tradición vitivinícola, se ubica en la frontera de las sierras del Pre-pirineo y muy cerca del Segre, dominando un territorio que durante la Alta Edad Media hizo de frontera inestable entre los condados cristianos de las montañas y los pobladores musulmanes de la llanura, más al sur.
Desde la parte alta del pueblo nos dirigimos hacia Els Planers, una zona de cultivos que se extiende entre la Serra Mosquera y los últimos contrafuertes de la montaña de Sant Mamet. Llegamos a un pequeño collado por encima del Barranc dels Codonys; al fondo del mismo vemos el pueblo de Alòs de Balaguer con la silueta inconfundible de su castillo encajado en el valle del Segre. Se intuye también el estrecho desfiladero del Mu que la voracidad de las aguas ha moldeado abriéndose paso entre la montaña de Sant Mamet y la Serra Carbonera en su camino en busca de la Noguera Pallaresa, justo debajo mismo del Mont-roig, cuya silueta recuerda una gran ola a punto de romper parada en el tiempo.
Por una pista rural asfaltada, en franco retroceso por la falta de uso, seguimos subiendo en dirección a la Masía, una casa en ruinas que como muchos otras del Valle de Ariet, con el abandono del campo a mediados del siglo pasado, han sido víctimas de la perseverancia de la naturaleza que las ha devorado sin piedad.
En la Collada de las Bassetes las paredes del Montsec de Rúbies, así como los relieves pre-pirenaicos que se extienden entre el Solsonès y el Berguedà, se hacen presentes. Bajamos hacia el Valle de Ariete. Masías abandonadas que aún rezuman nobleza y se deterioran lentamente día tras día, se dejan ver por el camino. Es el caso del antiguo castillo de Ariet o castillo de los Moros, que encontramos situado en una pequeña colina rodeada de vegetación boscosa. Las paredes que quedan en pie pertenecen a la antigua torre y tienen una altura considerable. Un poco más abajo del recorrido encontramos la antigua parroquia de Sant Bartomeu, una iglesia románica muy bien conservada.
Estamos en el municipio del Valle de Ariet, que más que un núcleo es un conjunto de masías diseminadas, muchas de ellas abandonadas, dentro de un espacio territorial que se subdivide con nombres propios: Ariet de Sols o “desús”, Ariet del Mig i Ariet de Caps. Ganamos altura por este pequeño valle escondido, protegido por singulares murallas calizas y las laderas de las sierras del Obac y Sant Mamet que nos acompañan en todo momento. Pequeños cultivos ocupan el territorio libre de rocas, que no es mucho.
Cruzamos la Serra de l’Obac para acceder a la Conca de Meià. A la izquierda de la cresta vemos situado en la cima de una peña los restos del castillo de Castelló de Meià, un castillo desde donde se controlaba el paso que unía los dos valles. Las vistas desde este punto de la Conca de Meià configuran un valle amable y fértil quebrada al sur por el Grau de la Clua y cerrada al norte por las pétreas murallas del Montsec de Rúbies.
Nos dejamos caer en un santiamén hasta el pueblo de Santa Maria de Meià. Por carretera nos desplazamos hasta el núcleo vecino de Vilanova de Meià bajo la mirada sobrecogedora del Montsec que parece abalanzarse sobre nosotros y que contrasta con las suaves ondulaciones de la cuenca. En la parte alta del pueblo, debajo del Puig de Meià donde estaba el antiguo poblado que dio origen a Vilanova, se encuentra la interesante iglesia de Sant Salvador. Un edificio singular que una mirada atenta podrá descifrar la evolución del románico al gótico, destacando del conjunto la portada de poniente. En un callejón estrecho de la pequeña plaza, a la derecha de la fachada, si se presta atención, veréis pequeños muros hechos con fósiles, caracoles, conchas..., realmente sorprendente.
El resto de trayecto hasta el final de etapa es muy cómodo y sencillo. Un camino rural asfaltado que sube en suave pendiente hacia la izquierda de la cuenca nos permite conectar los pueblos de Lluçars y Boada. Durante este hermoso y apacible trayecto tenemos una espléndida vista global de la cuenca y de las cordilleras que la cierran, relieves que nos han acompañado durante todo el recorrido. Ahora lo que llama nuestra atención se sitúa al este. En primer término destaca la singular silueta cónica de Montmagastre que sobresale gigantesca sobre el territorio que la rodea, y hacia el norte se perfilan perfectamente en el horizonte los relieves nevados del Pre-pirineo del Solsonès y el Berguedà. Las sierras de Aubenç, Cadí, Port del Compte, Ensija y Rasos de Peguera nos sorprenden por su aparente proximidad.
Una pista que sube hacia la masía Bolló nos permite sortear el abrupto Grau de la Clua para volver de nuevo a Baldomar.
Marzo de 2018
CENTROS DE INTERÉS
Castillo del Valle de Ariete. San Bartolomé del Valle de Ariete. Castillo de Castellón de Meià. Santa Maria de Meià. San Salvador de Vilanova de Meià. San Pedro de Lluçars. San Pedro de Boada
RESTAURANTES / ALOJAMIENTOS
http://www.ccnoguera.cat/artesadesegre/