Pallars Jussà PAJ 042_Bóixols
Serra de Carreu. Serra Mitjana. Serra de Carrànima
Bóixols — Coll de Bóixols — Coll de la Mola — Coll de Caborriu — el Rialb — la Rua — Coll de Faidella — Bóixols
Resumen
Distancia:36 km
Desnivel:1190 m
Tiempo:3 h 45 min
Dificultad:media-difícil
Despoblado de la Rúa
Ruta que conecta Bóixols con el despoblado de la Rúa desde el fondo del valle del Rialb. Un trayecto solivo engullidos por un profundo valle del que salimos pedaleando entre verticales riscales a los pies de la Serra Mitjana para visitar un despoblado singular apostado en el límite de un riscal. Un viaje para aislarse disfrutando del entorno salvaje por donde transita la ruta.
Iniciamos la ruta por el camino rural asfaltado que empieza junto ... Despoblado de la Rúa
Ruta que conecta Bóixols con el despoblado de la Rúa desde el fondo del valle del Rialb. Un trayecto solivo engullidos por un profundo valle del que salimos pedaleando entre verticales riscales a los pies de la Serra Mitjana para visitar un despoblado singular apostado en el límite de un riscal. Un viaje para aislarse disfrutando del entorno salvaje por donde transita la ruta.
Iniciamos la ruta por el camino rural asfaltado que empieza junto a una fuente de agua abundante y sube en dirección a los verticales riscales de la Sierra de Carreu, poderoso centinela del Boumort. A la altura de un depósito de agua nos desviamos a la derecha por una pista que navega a pie de los riscales. Detrás del collado de la Cruz de Ferri, deslinde de aguas entre el Segre y el Rialb, asoma como una ola helada a punto de romper, la cara sur del majestuoso Cadí. Salimos a la carretera que nos facilita una cómoda subida a Coll de Bóixols. Echamos un ultimo vistazo al espléndido paisaje recluido entre las Sierras de Carramina, Carreu y Sant Joan que, como las paredes de un embudo, recogen las aguas en las partes altas y las vierten hacia el mismo punto, el Forat de Bóixol, por donde desagüen en caída vertical formando el río Rialb en la salida de este embudo imaginario.
Pasado el collado de Bóixols, encontramos en la carretera un magnífico y paisajístico mirador. Desde este punto disfrutamos de una panorámica que abarca todos los relieves alrededor de los núcleos de Organyà y Coll de Nargó, un paisaje de relieves abruptos por donde el Segre se ha abierto paso desde la Cerdanya. En Coll de la Mola continuamos por la carretera de la Gavarra, pueblo al que no debemos llegar ya que nos desviamos mucho antes por una pista que lleva a Caborriu, un amplio collado de prados donde se asentienta la masía del mismo nombre, un sitio realmente idílico con una buena panorámica de los relieves de la cabecera del Rialb. Iniciamos el descenso más allá de la masía deshabitada, justo en frente del Tossal Negre, por una pista secundaria a la derecha que nos baja haciendo lanzadas hacia el fondo del valle que, a medida que nos acercamos, parece engullirnos literalmente entre sus vertientes engarzadas. Durante el trayecto de bajada, si estamos atentos, podrémos ver el objetivo de la ruta, el despoblado de la Rua, asentado sobre un peñasco en simbiosis con el encantado paisaje.
Atravesamos el río a vado, cuidado si lleva mucha agua, y empezamos la remontada hacia la Rúa. El inicio tiene tramos empinados que dificultan la pedalada, especialmente cuando se combinan con los pequeños guijarros que afloran por todas partes. Uno vez emergemos del profundo valle, el camino es mucho más cómodo y nos llevó a ras de riscales hasta el despoblado.
Nos acercamos a la Rúa, pueblo que durante la Guerra Civil Española fue gravemente afectado por bombardeos aéreos. Debido a los desperfectos provocados por este conflicto, al terminar la guerra comenzó a despoblarse, al menos el núcleo de población principal, que está derrumbado en el mismo límite del riscal con las casas desafiando la gravedad y un balcón privilegiado del valle del Rialb. La visita al pueblo provoca sensación de tristeza en el alma al comprobar que los rastros del pasado que todavía perduran, se apoderan del viajero. Paseando por la Rúa es fácil visualizar los trozos abandonados y baldíos cultivados y llenos de vida, escuchar las voces lejanas de niños jugando en el patio con sencillos juguetes improvisados , imaginar el humo y percibir el dulce aroma que sale por las rústicas chimeneas de una olla hirviendo verduras para engordar cerdos y gallinas o recrear, viendo los comederos de los establos o el estiércol acartonado por el paso del tiempo, al ganado estabulado rumiando en la paz del silencio que nos rodea. Instantes fugaces de vidas duras con espacios para la felicidad viviendo en casas austeras al borde del risco, un lugar especial donde vale la pena detenerse que probablemente promotores visionarios convertirían en un resorte privado para turismo con alto poder adquisitivo.
Acabamos de subir hasta el bucólico llano que se extiende a los pies del Coll d'Espina y continuamos hasta Coll de Faidella donde encontramos la carretera que nos devuelve a Bóixols. Durante el trayecto entre collados, navegamos por caminos aéreos sobrevolando el valle que se abre profundo y salvaje, desde la base de los riscales del Forat de l'Abella. Una ruta solía y espectacular, muy recomendable para vivir una gran experiencia de aislamiento sobre la bicicleta.
Mayo de 2024
CENTROS DE INTERÉS
La Rúa
ALOJAMIENTOS / RESTAURANTES
https://www.pallarsjussa.net/
https://www.viujussa.cat
Ruta que conecta Bóixols con el despoblado de la Rúa desde el fondo del valle del Rialb. Un trayecto solivo engullidos por un profundo valle del que salimos pedaleando entre verticales riscales a los pies de la Serra Mitjana para visitar un despoblado singular apostado en el límite de un riscal. Un viaje para aislarse disfrutando del entorno salvaje por donde transita la ruta.
Iniciamos la ruta por el camino rural asfaltado que empieza junto ... Despoblado de la Rúa
Ruta que conecta Bóixols con el despoblado de la Rúa desde el fondo del valle del Rialb. Un trayecto solivo engullidos por un profundo valle del que salimos pedaleando entre verticales riscales a los pies de la Serra Mitjana para visitar un despoblado singular apostado en el límite de un riscal. Un viaje para aislarse disfrutando del entorno salvaje por donde transita la ruta.
Iniciamos la ruta por el camino rural asfaltado que empieza junto a una fuente de agua abundante y sube en dirección a los verticales riscales de la Sierra de Carreu, poderoso centinela del Boumort. A la altura de un depósito de agua nos desviamos a la derecha por una pista que navega a pie de los riscales. Detrás del collado de la Cruz de Ferri, deslinde de aguas entre el Segre y el Rialb, asoma como una ola helada a punto de romper, la cara sur del majestuoso Cadí. Salimos a la carretera que nos facilita una cómoda subida a Coll de Bóixols. Echamos un ultimo vistazo al espléndido paisaje recluido entre las Sierras de Carramina, Carreu y Sant Joan que, como las paredes de un embudo, recogen las aguas en las partes altas y las vierten hacia el mismo punto, el Forat de Bóixol, por donde desagüen en caída vertical formando el río Rialb en la salida de este embudo imaginario.
Pasado el collado de Bóixols, encontramos en la carretera un magnífico y paisajístico mirador. Desde este punto disfrutamos de una panorámica que abarca todos los relieves alrededor de los núcleos de Organyà y Coll de Nargó, un paisaje de relieves abruptos por donde el Segre se ha abierto paso desde la Cerdanya. En Coll de la Mola continuamos por la carretera de la Gavarra, pueblo al que no debemos llegar ya que nos desviamos mucho antes por una pista que lleva a Caborriu, un amplio collado de prados donde se asentienta la masía del mismo nombre, un sitio realmente idílico con una buena panorámica de los relieves de la cabecera del Rialb. Iniciamos el descenso más allá de la masía deshabitada, justo en frente del Tossal Negre, por una pista secundaria a la derecha que nos baja haciendo lanzadas hacia el fondo del valle que, a medida que nos acercamos, parece engullirnos literalmente entre sus vertientes engarzadas. Durante el trayecto de bajada, si estamos atentos, podrémos ver el objetivo de la ruta, el despoblado de la Rua, asentado sobre un peñasco en simbiosis con el encantado paisaje.
Atravesamos el río a vado, cuidado si lleva mucha agua, y empezamos la remontada hacia la Rúa. El inicio tiene tramos empinados que dificultan la pedalada, especialmente cuando se combinan con los pequeños guijarros que afloran por todas partes. Uno vez emergemos del profundo valle, el camino es mucho más cómodo y nos llevó a ras de riscales hasta el despoblado.
Nos acercamos a la Rúa, pueblo que durante la Guerra Civil Española fue gravemente afectado por bombardeos aéreos. Debido a los desperfectos provocados por este conflicto, al terminar la guerra comenzó a despoblarse, al menos el núcleo de población principal, que está derrumbado en el mismo límite del riscal con las casas desafiando la gravedad y un balcón privilegiado del valle del Rialb. La visita al pueblo provoca sensación de tristeza en el alma al comprobar que los rastros del pasado que todavía perduran, se apoderan del viajero. Paseando por la Rúa es fácil visualizar los trozos abandonados y baldíos cultivados y llenos de vida, escuchar las voces lejanas de niños jugando en el patio con sencillos juguetes improvisados , imaginar el humo y percibir el dulce aroma que sale por las rústicas chimeneas de una olla hirviendo verduras para engordar cerdos y gallinas o recrear, viendo los comederos de los establos o el estiércol acartonado por el paso del tiempo, al ganado estabulado rumiando en la paz del silencio que nos rodea. Instantes fugaces de vidas duras con espacios para la felicidad viviendo en casas austeras al borde del risco, un lugar especial donde vale la pena detenerse que probablemente promotores visionarios convertirían en un resorte privado para turismo con alto poder adquisitivo.
Acabamos de subir hasta el bucólico llano que se extiende a los pies del Coll d'Espina y continuamos hasta Coll de Faidella donde encontramos la carretera que nos devuelve a Bóixols. Durante el trayecto entre collados, navegamos por caminos aéreos sobrevolando el valle que se abre profundo y salvaje, desde la base de los riscales del Forat de l'Abella. Una ruta solía y espectacular, muy recomendable para vivir una gran experiencia de aislamiento sobre la bicicleta.
Mayo de 2024
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