Alt Empordà AEM 045_Avinyonet de Puigventós

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Espai Natural de la Garriga d’Empordà

Avinyonet de Puigventós — Vilanant — Llaers — Pont de Molins — Castell de Ferran — Figueres — Avinyonet de Puigventós
Mapa Comarcal de Catalunya. Alt Empordà. 1:50.000. Institut Cartogràfic de Catalunya

Resumen

Distancia:34 km
Desnivel:500 m
Tiempo:3 h 30 min
Dificultad:media

Arquitectura rural y militar: la Garriga de Empordà y el Castillo de Sant Ferran.

Una ruta para disfrutar de dos formas distintas de arquitectura, ambas ligadas con la necesidad. Por un lado, el magnífico patrimonio arquitectónico de la piedra seca de la Garriga del Empordà, una verdadera red de infraestructuras que transformó zonas yermas en lugares productivos. Y por otra parte, el castillo defensivo de Sant Ferran, un legado patrimonial de primer orden, el monumento de mayor...
Arquitectura rural y militar: la Garriga de Empordà y el Castillo de Sant Ferran.

Una ruta para disfrutar de dos formas distintas de arquitectura, ambas ligadas con la necesidad. Por un lado, el magnífico patrimonio arquitectónico de la piedra seca de la Garriga del Empordà, una verdadera red de infraestructuras que transformó zonas yermas en lugares productivos. Y por otra parte, el castillo defensivo de Sant Ferran, un legado patrimonial de primer orden, el monumento de mayores dimensiones de Cataluña y la mayor fortaleza de época moderna de Europa.

Iniciamos la ruta en Avinyonet de Puigventós, pueblo que conserva un bonito casco antiguo medieval donde destaca su castillo, una fortificación del s. XI que posteriormente fue entregada a la orden del Hospital en el siglo XIII para realizar la Comanda. Se le supone una forma cuadrangular, amurallada, que se acaba de desfigurar en el año 1516 con las obras de la iglesia de Sant Esteve. A su lado, a levante, se formará y crecerá la villa.

Navegamos entre campos de cereales y olivos en dirección a Vilanant. A lo lejos los relieves que cierran la llanura ampurdanesa se dejan ver alterosos: Rocacorba, el Mont, Bassegoda y, más allá, las cumbres innivadas comprendidas entre el Puigmal y el simbólico Canigó que parece enganchado al macizo de las Salinas. Un espectáculo visual que nos acompañará durante todo el viaje.

Al norte de Vilanant tomamos el camino de las masías de Ca l'Almar y Can Garriga que empieza junto a la escultura que recuerda el gran incendio que el Alt Empordà vivió en julio de 2012. La ruta pasa entre las dos masías, un tramo corto de carácter “privado” pero que nos conecta con el sendero que nos baja al barranco y nos deja en la pista de entrada a la Garriga de Empordà, un espacio natural protegido de aspecto áspero y inhóspito que atesora un excepcional patrimonio de arquitectura de piedra seca que la vegetación de coscoja ha ido tragando por la falta de actividad. No hace tanto tiempo que el hombre había dominado con paciencia y habilidad de miles de manos el pedregoso terreno calizo a base de construir márgenes, clapers, caminos, paredes, pasarelas, acequias y barracas con las piedras que sacaban de las parcelas para poder cultivar viñedos, olivos y frutales de secano. Una verdadera red de infraestructuras, diríamos hoy, que transformó zonas baldías en lugares productivos. Como decía Josep Pla, "una arquitectura del ingenio y de la necesidad".

Llegamos a Llaers pedaleando y dando rodeos por este espacio natural protegido donde predomina esta arquitectura rural de la piedra seca. Llers, que en la edad media era una plaza fronteriza entre el condado de Besalú y el de Empuries, ha sido un punto estratégico desde tiempos antiguos, y esta importancia estratègica es una de las probables razones de la construcción del castillo en este sitio. El castillo de Llers, junto con los otros once castillos que dependían de éste, formaron una red defensiva de gran importancia.

En Llaers tomamos un camino que nos permite disfrutar de vistas excepcionales hacia levante de los macizos que mueren en el mediterráneo y que dan continuidad a los que hasta ahora nos han acompañado: las Alberes y Cap de Creus; y la llanura que desciende hacia el Golf de Roses, una planicie sólo quebrada al sur por la silueta inconfundible del Montgrí. Una gran panorámica que dejamos cuando nos adentramos por un bonito sendero que recorre un pequeño barranco y nos deja junto en el cauce del río la Muga donde continuamos por su margen derecho en dirección a Pont de Molins.

Nos desviamos antes de llegar al pueblo por una pista menos fresada y navegamos enlazando caminos, senderos, algunos entretenidos pero ciclables, y los pasos tubulares que nos permiten atravesar tanto la línea férrea como la autopista. Llegamos al impresionante Castillo de Sant Ferran, una fortaleza baluardada de grandes dimensiones construida durante el siglo XVIII siguiendo el proyecto del comandante del Cuerpo de Ingenieros Juan Martín Zermeño. Ocupa una superficie de 32 hectáreas con un perímetro de 3.120 metros, y en las cisternas, situadas debajo del patio de armas caben 9 millones de litros de agua. El castillo de Sant Ferran, que tenía una capacidad para 4.000 hombres, constituye en la actualidad un legado patrimonial de primer orden, el monumento de mayores dimensiones de Cataluña y la mayor fortaleza de época moderna de Europa.

Desde el castillo bajamos al barrio del Colobret en las afueras de Figueres, una barriada con un elevado índice de inmigración, damos un rodeo sin ningún interés para atravesar la estación del AVE, atravesamos la autopista, y disfrutamos de nuevo , ahora sí, del paisaje rural en el trayecto final hacia el punto de salida.

Abril de 2024

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Castillo de Llers. Castillo de Sant Ferran.

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