Alt Urgell AUR 065_Pla de Sant Tirs
Serra de Tost. Serra del Pla. Tossal de can Franc. Montsec de Tost.
Pla de Sant Tirs — Vinyoles — Collada de la Creu de Canyamassos — Sauvanyà — Torà de Tost — Tost — Pla de Sant Tirs
Mapes Comarcals de Catalunya. Alt Urgell. 1:50.000. Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC)
Resumen
Distancia:33 km
Desnivel:1150 m
Tiempo:3 h 30 min
Dificultad:media-difícil
Sauvanyà, el despoblado rojizo
Una propuesta que nos descubre dos antiguos núcleos singulares ubicados en el valle de Tost: Sauvanyà, un pueblo de un rojo intenso en simbiosis con el paisaje que lo rodea y Tost, cuna de Arnau Mir de Tost, noble y militar del condado de Urgell en el siglo XI. Para los amantes del paisaje de alta montaña, el conocimiento y los senderos.
Desde Pla de Sant Tirs subimos hacia la cresta de la Serra del Pla inmersos en la niebla típica... Sauvanyà, el despoblado rojizo
Una propuesta que nos descubre dos antiguos núcleos singulares ubicados en el valle de Tost: Sauvanyà, un pueblo de un rojo intenso en simbiosis con el paisaje que lo rodea y Tost, cuna de Arnau Mir de Tost, noble y militar del condado de Urgell en el siglo XI. Para los amantes del paisaje de alta montaña, el conocimiento y los senderos.
Desde Pla de Sant Tirs subimos hacia la cresta de la Serra del Pla inmersos en la niebla típica de un día invernal anticiclónico. Nos movemos cómodamente entre el bosque, robles y pinos se alternan a ambos lados de la pista, a veces empinada, tapizada de hojas lanceoladas y pino laricio empotradas en el suelo helado, en un ambiente etéreo de blanco brumoso que amortigua los sonidos y apacigua los colores. Llegamos a Can Planes, ubicado en un pequeño collado que separa la vertiente del Pla de Sant Tirs de la de Arfa y Adrall. Ambas vertientes contaban antiguamente con explotaciones de carbón y la masía era un lugar estratégico ya que servía de mesón y al mismo tiempo hospedaba a los jefes mientras que los trabajadores subían y bajaban cada jornada hasta el valle.
En Can Planes estamos en los límites de la niebla anticiclónica, un estallido de color y de paisaje aparece repentinamente, sobre todo desde la atalaya donde están las masías del despoblado de Vinyoles desde donde disfrutamos de un cielo radiante y luminoso que contrasta con el blanco inmaculado innivado que cubre las cimas del Alto Urgell, relieves que van desde la Sierra de Prada, contrafuerte del Boumort en el Monturull hasta el siempre identificable Saloria y las cimas andorranas; un amplio abanico de relieves que se disfrutan plenamente en la Collada de la Creu de Canyamassos.
La pequeña aldea de Vingolas o Vinyolas, a medio camino entre el valle de Tost y la Seu ya sale documentada en el 988 donde se menciona su ubicación, pero aparte de esto no hay otra documentación al respecto. Etimológicamente el topónimo Vingolas hace clara referencia a la explotación que junto con el cereal dominaban el condado de Urgell, el viñedo. Probablemente se encontraba bajo el dominio señorial de Quindiverga, que además compartía con Nabiners, y que tenían más tierras en el Pallars. Formado por varias masías que todavía mantienen algunas paredes en pie parece que tiene nuevo propietario y está en proceso de recuperación.
Continuamos subiendo por encima de la cabecera del Torrent de la Freita hasta encontrar la pista que sube del despoblado de Nabiners y nos conduce a la Collada de la Creu de Canyamassos. Por el camino pasamos junto a las ruinas de la masía de Cal Fonso, situada en terreno abierto y con una vista sublime de la cara norte de la Sierra del Cadí. Llegamos al ancho collado de la Creu de Canyamassos. Empieza aquí el sendero que antiguamente utilizaban los habitantes de Sauvanyà para dirigirse a la Seu. Este sendero es una maravilla para realizar en bicicleta de montaña: exceptuando un corto tramo durante la subida al próximo collado de la Canaleta y algunos escalones, el resto se puede hacer todo sobre la bici con un mínimo de técnica en este tipo de caminos. Un trayecto teñido de un intenso rojo que contrasta con el verdor del musgo que alfombra las zonas más sombrías y con el majestuoso Cadí de trasfondo convierten este tramo en una delicia para los amantes de los senderos.
Llegamos al despoblado de Sauvanyà por Can Marroi, una bucólica masía del siglo XVIII que nos sorprende agradablemente con una era donde una encina centenaria debía dar una buena sombra a los antiguos habitantes de la casa, la familia Balletbó-Pujantell que la dejó en 1967 por falta de recursos, como tantos otros ejemplos que encontraríamos en todo el Pirineo y Prepirineo. Pero el impacto, sobre todo para el visitante que desconoce el Valle de Tost, llega con pueblo. Tanto la bonita iglesia románica de Sant Esteve con tejado de pizarra como las masías que se abrigan a su alrededor están construidas con la piedra roja característica del suelo del valle. La simbiosis es total. De hecho este color es una extensa franja que va paralela al Pirineo y la encontramos desde Castellar de N’Hug, por poner un lugar donde se puede ver claramente, hasta Taús y Gerri de la Sal y más allá. El pueblo no tiene hoy actividad alguna, con la única excepción de excursiones esporádicas de descendientes del pueblo. Y no es fácil que se revierta la tendencia, aunque en la actualidad se puede llegar en coche. Cuando se deshabitó, no había ningún camino de carro: sólo se podía ir a pie o en animal.
Dejamos emocionados la simbiótica belleza y la memoria perdida del pueblo rojo, belleza que captamos enteramente desde el otro lado del río Roig por donde continuamos la ruta amparados por la umbría vertiente del Montsec de Tost, cubierta de una densa arboleda. Pronto llegamos a Torà de Tost presidiendo el cerrado valle, des de donde se abre y cae repentinamente hacia poniente, salida natural del valle con el río de Tost que desagua al Segre. Des del pequeño nucleo se tiene una buena perspectiva de un valle pequeño pero que es una auténtica perla del Pirineo, geológicamente hablando, si se quiere contar la historia geológica de Cataluña. Dispone de diversos afloramientos únicos que merecen ser preservados y estudiados con mayor profundidad como: las tizas del Solà de Tost, los depósitos volcanoclásticos de edad Triásica y hay que remarcar también, por su excelencia, el yacimiento paleontológico de la Palanca de Noves. Éste último contiene los restos de vertebrados fósiles de edad Permiana más antiguos de Cataluña (250 millones de años).
Por una pequeña carretera caemos hacia las profundidades del río y emergemos de nuevo para llegar al simbólico despoblado de Tost. La villa está documentada desde el siglo X, aunque su castillo está consignado en el siglo IX. En el s. XI pertenecía al padre del famoso Arnau de Tost, fundador de la dinastía vizcondal de Àger. A petición suya el obispo Eribau de Urgell consagró en 1040 la iglesia parroquial de Sant Martí, muníficamente dotada de bienes y reliquias, ofrecidas por el abad Oliba de Ripoll, junto con un escrito autógrafo y una arqueta en forma de cruz (conservada desde 1924 en el Museo Episcopal de Vic, que guarda también una parte del baldaquino del altar, de los siglos XII-XIII, la otra parte está en el Museo de Arte de Cataluña)
En el centro de la plaza encontramos todavía un depósito de agua del siglo XV, así como más abajo se encuentran los restos de una central mini-hidráulica para producir algo de electricidad. Los restos del castillo que un día acogió la dinastía de los Tost, ciñen y rodean con unos dos metros de altura de muro de piedra el espolón rocoso que domina el conjunto.
Subimos con los pensamientos puestos en otra época hacia el despoblado de la Bastida. En el núcleo actualmente existe un centro que organiza actividades de enduro y que ha fresado muchos de los caminos que hay en la zona. Siguiendo la pista que baja primero al barranco del torrente de los Estorredans y seguidamente sube a un amplio collado en la zona de Els Guixerals, llegamos al segundo sendero del día. Un sendero señalizado como PR, al inicio presenta un corto tramo de cierta dificultad por el paso de las motos, que rodea la Roca del Pui hasta encontrar la cresta de la Sierra de Codinet, aquí dejamos el PR por la fuerte pendiente de bajada y damos un rodeo para ir a buscar la pista del Camino Viejo de Tost, antiguo camino que nos lleva de nuevo al Pla de Sant Tirs.
Diciembre de 2023
CENTROS DE INTERÉS
San Esteban de Sauvanyà. Virgen de la Esperanza de Torá de Tost. Sant Martí de Tost
ALOJAMIENTOS / RESTAURANTES
Casa Rural Cal Font. Tel 600 07 26 56
Bar tapes Pinxin. Tel 973296548
https://www.riberaurgellet.cat/turisme/restaurants
Una propuesta que nos descubre dos antiguos núcleos singulares ubicados en el valle de Tost: Sauvanyà, un pueblo de un rojo intenso en simbiosis con el paisaje que lo rodea y Tost, cuna de Arnau Mir de Tost, noble y militar del condado de Urgell en el siglo XI. Para los amantes del paisaje de alta montaña, el conocimiento y los senderos.
Desde Pla de Sant Tirs subimos hacia la cresta de la Serra del Pla inmersos en la niebla típica... Sauvanyà, el despoblado rojizo
Una propuesta que nos descubre dos antiguos núcleos singulares ubicados en el valle de Tost: Sauvanyà, un pueblo de un rojo intenso en simbiosis con el paisaje que lo rodea y Tost, cuna de Arnau Mir de Tost, noble y militar del condado de Urgell en el siglo XI. Para los amantes del paisaje de alta montaña, el conocimiento y los senderos.
Desde Pla de Sant Tirs subimos hacia la cresta de la Serra del Pla inmersos en la niebla típica de un día invernal anticiclónico. Nos movemos cómodamente entre el bosque, robles y pinos se alternan a ambos lados de la pista, a veces empinada, tapizada de hojas lanceoladas y pino laricio empotradas en el suelo helado, en un ambiente etéreo de blanco brumoso que amortigua los sonidos y apacigua los colores. Llegamos a Can Planes, ubicado en un pequeño collado que separa la vertiente del Pla de Sant Tirs de la de Arfa y Adrall. Ambas vertientes contaban antiguamente con explotaciones de carbón y la masía era un lugar estratégico ya que servía de mesón y al mismo tiempo hospedaba a los jefes mientras que los trabajadores subían y bajaban cada jornada hasta el valle.
En Can Planes estamos en los límites de la niebla anticiclónica, un estallido de color y de paisaje aparece repentinamente, sobre todo desde la atalaya donde están las masías del despoblado de Vinyoles desde donde disfrutamos de un cielo radiante y luminoso que contrasta con el blanco inmaculado innivado que cubre las cimas del Alto Urgell, relieves que van desde la Sierra de Prada, contrafuerte del Boumort en el Monturull hasta el siempre identificable Saloria y las cimas andorranas; un amplio abanico de relieves que se disfrutan plenamente en la Collada de la Creu de Canyamassos.
La pequeña aldea de Vingolas o Vinyolas, a medio camino entre el valle de Tost y la Seu ya sale documentada en el 988 donde se menciona su ubicación, pero aparte de esto no hay otra documentación al respecto. Etimológicamente el topónimo Vingolas hace clara referencia a la explotación que junto con el cereal dominaban el condado de Urgell, el viñedo. Probablemente se encontraba bajo el dominio señorial de Quindiverga, que además compartía con Nabiners, y que tenían más tierras en el Pallars. Formado por varias masías que todavía mantienen algunas paredes en pie parece que tiene nuevo propietario y está en proceso de recuperación.
Continuamos subiendo por encima de la cabecera del Torrent de la Freita hasta encontrar la pista que sube del despoblado de Nabiners y nos conduce a la Collada de la Creu de Canyamassos. Por el camino pasamos junto a las ruinas de la masía de Cal Fonso, situada en terreno abierto y con una vista sublime de la cara norte de la Sierra del Cadí. Llegamos al ancho collado de la Creu de Canyamassos. Empieza aquí el sendero que antiguamente utilizaban los habitantes de Sauvanyà para dirigirse a la Seu. Este sendero es una maravilla para realizar en bicicleta de montaña: exceptuando un corto tramo durante la subida al próximo collado de la Canaleta y algunos escalones, el resto se puede hacer todo sobre la bici con un mínimo de técnica en este tipo de caminos. Un trayecto teñido de un intenso rojo que contrasta con el verdor del musgo que alfombra las zonas más sombrías y con el majestuoso Cadí de trasfondo convierten este tramo en una delicia para los amantes de los senderos.
Llegamos al despoblado de Sauvanyà por Can Marroi, una bucólica masía del siglo XVIII que nos sorprende agradablemente con una era donde una encina centenaria debía dar una buena sombra a los antiguos habitantes de la casa, la familia Balletbó-Pujantell que la dejó en 1967 por falta de recursos, como tantos otros ejemplos que encontraríamos en todo el Pirineo y Prepirineo. Pero el impacto, sobre todo para el visitante que desconoce el Valle de Tost, llega con pueblo. Tanto la bonita iglesia románica de Sant Esteve con tejado de pizarra como las masías que se abrigan a su alrededor están construidas con la piedra roja característica del suelo del valle. La simbiosis es total. De hecho este color es una extensa franja que va paralela al Pirineo y la encontramos desde Castellar de N’Hug, por poner un lugar donde se puede ver claramente, hasta Taús y Gerri de la Sal y más allá. El pueblo no tiene hoy actividad alguna, con la única excepción de excursiones esporádicas de descendientes del pueblo. Y no es fácil que se revierta la tendencia, aunque en la actualidad se puede llegar en coche. Cuando se deshabitó, no había ningún camino de carro: sólo se podía ir a pie o en animal.
Dejamos emocionados la simbiótica belleza y la memoria perdida del pueblo rojo, belleza que captamos enteramente desde el otro lado del río Roig por donde continuamos la ruta amparados por la umbría vertiente del Montsec de Tost, cubierta de una densa arboleda. Pronto llegamos a Torà de Tost presidiendo el cerrado valle, des de donde se abre y cae repentinamente hacia poniente, salida natural del valle con el río de Tost que desagua al Segre. Des del pequeño nucleo se tiene una buena perspectiva de un valle pequeño pero que es una auténtica perla del Pirineo, geológicamente hablando, si se quiere contar la historia geológica de Cataluña. Dispone de diversos afloramientos únicos que merecen ser preservados y estudiados con mayor profundidad como: las tizas del Solà de Tost, los depósitos volcanoclásticos de edad Triásica y hay que remarcar también, por su excelencia, el yacimiento paleontológico de la Palanca de Noves. Éste último contiene los restos de vertebrados fósiles de edad Permiana más antiguos de Cataluña (250 millones de años).
Por una pequeña carretera caemos hacia las profundidades del río y emergemos de nuevo para llegar al simbólico despoblado de Tost. La villa está documentada desde el siglo X, aunque su castillo está consignado en el siglo IX. En el s. XI pertenecía al padre del famoso Arnau de Tost, fundador de la dinastía vizcondal de Àger. A petición suya el obispo Eribau de Urgell consagró en 1040 la iglesia parroquial de Sant Martí, muníficamente dotada de bienes y reliquias, ofrecidas por el abad Oliba de Ripoll, junto con un escrito autógrafo y una arqueta en forma de cruz (conservada desde 1924 en el Museo Episcopal de Vic, que guarda también una parte del baldaquino del altar, de los siglos XII-XIII, la otra parte está en el Museo de Arte de Cataluña)
En el centro de la plaza encontramos todavía un depósito de agua del siglo XV, así como más abajo se encuentran los restos de una central mini-hidráulica para producir algo de electricidad. Los restos del castillo que un día acogió la dinastía de los Tost, ciñen y rodean con unos dos metros de altura de muro de piedra el espolón rocoso que domina el conjunto.
Subimos con los pensamientos puestos en otra época hacia el despoblado de la Bastida. En el núcleo actualmente existe un centro que organiza actividades de enduro y que ha fresado muchos de los caminos que hay en la zona. Siguiendo la pista que baja primero al barranco del torrente de los Estorredans y seguidamente sube a un amplio collado en la zona de Els Guixerals, llegamos al segundo sendero del día. Un sendero señalizado como PR, al inicio presenta un corto tramo de cierta dificultad por el paso de las motos, que rodea la Roca del Pui hasta encontrar la cresta de la Sierra de Codinet, aquí dejamos el PR por la fuerte pendiente de bajada y damos un rodeo para ir a buscar la pista del Camino Viejo de Tost, antiguo camino que nos lleva de nuevo al Pla de Sant Tirs.
Diciembre de 2023
CENTROS DE INTERÉS
San Esteban de Sauvanyà. Virgen de la Esperanza de Torá de Tost. Sant Martí de Tost
ALOJAMIENTOS / RESTAURANTES
Casa Rural Cal Font. Tel 600 07 26 56
Bar tapes Pinxin. Tel 973296548
https://www.riberaurgellet.cat/turisme/restaurants