Ripollès RIP 050_Campdevànol

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Serra Cavallera. Serra de Sant Amand. Vall de Ribes. Serra de Montgrony

Campdevànol – L’Herand – Sant Julià de Saltor – Coll de la Portella – Bruguera – Coll de la Pera – Ribes de Freser – El Baell – Collada de Grats – Campdevànol
Mapes Comarcals de Catalunya. Ripollès. 1:50.000. Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).

Bellos caminos del Valle de Ribes

A ambos lados del valle de Ribes, allí donde las estribaciones de la Sierra Cavallera y la Sierra de Montgrony con sus murallas de piedra la cierran hacia el sur, hay bellos caminos que recorren paisajes olvidados de sorprendentes hayedos, parajes encantadores que desprenden un aura de delicada belleza. Una ruta con dos senderos inolvidables: la de Coll de Saltor a Bruguera y la de El Baells a Coll de Grats. Inapelablemente fantástica.
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Bellos caminos del Valle de Ribes

A ambos lados del valle de Ribes, allí donde las estribaciones de la Sierra Cavallera y la Sierra de Montgrony con sus murallas de piedra la cierran hacia el sur, hay bellos caminos que recorren paisajes olvidados de sorprendentes hayedos, parajes encantadores que desprenden un aura de delicada belleza. Una ruta con dos senderos inolvidables: la de Coll de Saltor a Bruguera y la de El Baells a Coll de Grats. Inapelablemente fantástica.

El primer tramo de la ruta sigue por los arcenes de la N-152 en dirección a Ribes. Un tramo obligado que tiene elementos de interés que lo hacen más amable de recorrer. Pasamos por tres núcleos de población que se formaron al abrigo de la industria textil que creció aprovechando el agua del Ter. Circular por las colonias textiles de Molinou, Pernau y el Herand, esta última incluida en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña, es remontarse al pasado industrial del Ripollès entre los siglos XIX y XX a través de sus construcciones: las naves, las esclusas, las chimeneas o las diferentes tipologías de las viviendas que acogían a los trabajadores.

Justo pasado el Herand encontramos el Puente de la Cabreta, una obra de bella factura incluida también en el citado Inventario. Este puente formaba parte del antiguo camino real que iba de Ripoll a la Cerdaña y era paso obligado de todos los viajeros antes de construirse la carretera.

En poco más de un kilómetro encontramos la pista que nos subirá a Coll de Saltor. Los tramos iniciales por el estrecho valle presentan algunas rampas fuertes. Las paradas para descansar se pueden aprovechar para echar un vistazo al Coll de Grats y el paso de acceso desde el valle de Ribes: una abertura cortada en las verticales paredes que identificaréis fácilmente al otro lado del valle, paso que afrontaremos en la segunda parte de la ruta.

El cambio cuando entramos en el hayedo en la parte alta del valle es notable: la pista mejora considerablemente, la progresión es más cómoda y el espacio se hace más amable; se respira un cierto aire de misterio cuando la luz juega con las sombras y los diferentes tonos de verdes de las cabeceras de los árboles y los ocres y marrones de las hojas caídas al suelo.

A los pies del Coll de Saltor vemos la ermita de Sant Julià de Saltor, una antigua parroquia románica del siglo XI adosada literalmente a una casa. El lugar había sido bastante poblado, ya que en 1900 registraba una población de setenta habitantes. Había un rector que hacía de maestro a los niños de los alrededores hasta principios de siglo XX.

Cerca del collado, en la vertiente de poniente, sale un sendero que atraviesa el risco de Sant Eloi, en la vertiente occidental de la Sierra de Sant Amand, que nos permitirá llegar a Bruguera. El sendero es una de las joyas de la ruta. Aparentemente, visto desde la lejanía puede parecer complicado pasar en bicicleta por esta zona debido a las fuertes pendientes y los riscos que separan los abruptos valles. La sorpresa es considerable al comprobar que, exceptuando pasos complicados o de subida fuerte, el trayecto se puede hacer montado sobre la bici. Mientras recorremos este tramo nos invaden sensaciones contradictorias que van desde la alegría por la belleza del territorio al pavor de no encontrarse en ningún lugar cuando la espesa vegetación del hayedo engulle la luz y perdemos todas las referencias visuales. Realmente todo el trayecto exhala salvajismo.

El sendero desemboca en una pista que relaja los pensamientos y que lleva directamente a Bruguera, aunque el último tramo, opcionalmente, lo podemos hacer por un sendero en bajada de firme irregular y rocoso que nos hace tambalear sobre la montura.

Pasear por el vecindario de Bruguera, un bonito pueblo de postal a los pies del Taga, nos remite a otros tiempos, cuando los pueblos rurales vivían exclusivamente de la agricultura; aún ahora este espíritu está presente en muchas de las casas del núcleo.

La dura subida a Coll de la Pera se ve aliviada por las mejores vistas de la ruta hacia los valles del Freser, el Taga y la sierra de Sant Amand. En el puerto continuamos por una hermosa vereda emboscada que nos deja en el bucólico paraje de Plans de la Maçana. La panorámica sobre el valle de Ribes, cerrado por las cumbres que coronan el espacio natural de las Cabeceras del Ter y el Freser es espléndida y acompaña la bajada a Ribes de Freser, literalmente encajado en el fondo del valle.

Iniciamos la segunda parte de la ruta pedaleando con una cadencia monótona por la carretera de El Baell, lo que nos permite contemplar los relieves por los que hemos transitado durante el primer tramo del itinerario.

Pasado el Baell, en un punto señalizado tomamos la pista en dirección a Montgrony. Cuando esta se acaba encontramos la segunda senda del día. Al inicio hay que empujar la bici para subir hasta el paso que nos deja pasar al otro lado de las paredes verticales de las Canaleres que nos separan del valle de Barricó. Hasta que el sendero no se aplana no podemos montar encima de la bici, pero el ambiente es realmente abrupto.

El tramo hasta la Coll de Grats es muy atractivo para cualquier ciclista y transmite las mismas sensaciones que el sendero de Sant Amand. En Coll de Grats una pista medio olvidada nos lleva bajo las impresionantes paredes calcáreas de levante del Puig de Sant Pere, continuación de las del santuario de Montgrony.

Iniciamos un largo y trepidante descenso por el valle de la Brugala que nos deja en la carretera de Campdevanol a Gombreny, donde tomamos el camino real que conectaba ambas poblaciones. Este antiguo camino pasa por la bonita ermita de Sant Llorenç y por la popular fuente de Sant Eudald. Este camino real ahora recuperado nos descubre un paraje natural que en buena parte marcha en paralelo al río Merdàs y nos recuerda que esta es tierra de condes y abades, un territorio perteneciente a los antiguos dominios del Monasterio de Santa María de Ripoll y donde según la leyenda había cabalgado el caballo en llamas del Comte Arnau.

Junio de 2016.

CENTROS DE INTERÉS
Colonia textil del Herand. Puente de la Cabreta. Sant Julià de Saltor. Sant Feliu de Bruguera. Sant Llorenç de Campdevànol. Camino real de Ripoll a La Pobla de Lillet

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