Gironés GIR 011_Cassà de la Selva

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Massís de les Gavarres

Cassà de la Selva — Puig Nonell — Puig de les Gavarres — Sant Cebrià de Lledó o els Metges — Montnegre — Montigalar — El Puig Alt o dels Àngels — Quart — Cassà de la Selva
Mapes Comarcals de Catalunya. Gironès. 1:50.000. Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC)
http://srv.icgc.cat/vissir3/

Los techos de las Gavarres

El macizo de las Gavarres, unas montañas de formas redondeadas y suaves que Josep Pla definió como elefantíacas, representa un paisaje que se extiende por una veintena de municipios y forma un gran arco entre las comarcas del Baix Empordà y el Gironès .

Las montañas son muy antiguas y presentan un relieve muy suave, moldeado por torrentes y rieras, a la vez que una gran diversidad de ambientes que ofrece refugio a numerosas especies veg...
Los techos de las Gavarres

El macizo de las Gavarres, unas montañas de formas redondeadas y suaves que Josep Pla definió como elefantíacas, representa un paisaje que se extiende por una veintena de municipios y forma un gran arco entre las comarcas del Baix Empordà y el Gironès .

Las montañas son muy antiguas y presentan un relieve muy suave, moldeado por torrentes y rieras, a la vez que una gran diversidad de ambientes que ofrece refugio a numerosas especies vegetales y animales. El hábitat más representativo es sin duda el de los alcornocales, unos ecosistemas humanizados, dominados por los alcornoques, pero con presencia también de encinas, robles, pinos y matorrales, muy característico de estas comarcas. De hecho, la actividad corchera ha modelado en gran parte toda la superficie del macizo, así como la vida, la economía y las tradiciones de las poblaciones que forman parte del mismo.

Cassà es nuestra puerta de entrada a las Gavarres desde el sur. Iniciamos la ruta por la Vía Verde del Carrilet que dejamos más adelante a la altura de Can Barrina donde giramos hacia el este a buscar el clásico camino de Cassà a Els Metges, un camino fresado que dejamos pasada la Riera de Vilallonga. Poco a poco nos vamos adentrando en la base de la montaña que perfilamos hasta el Pla del Forn. Iniciamos la subida al primero de los objetivos pedaleando cómodamente por el valle dibujado por la Riera de Verneda que nos absorbe de tal modo entre la espesa vegetación que no vemos un claro hasta que llegamos al llano de los Camps de Can Llach. Continuamos por un camino rural asfaltado que nos deja en la Creu de Can Sabater, un ancho collado a los pies del Puig Nonell, cima donde se encuentra, aparte del visible radar meteorológico, el excepcional mirador y el dolmen de Puig d'Arques. La subida entre alcornoques nos regala las primeras panorámicas del día: a nuestra espalda la silueta del Montseny emerge majestuosamente desde las tierras llanas de la Tordera y, mirando a la derecha, el valle de la Riera de Mas Cases se desliza entre los últimos contrafuertes de las Gavarres en dirección a la Bahía de Palamós.

El radar meteorológico nos marca el camino a la cima. Las vistas desde el mirador son espectaculares hacia todos los lados. Toda la extensión de las Gavarres , la llanura ampurdanesa con sus pueblos y villas y la característica silueta del Macizo del Montgrí con el castillo que lo corona y, a su abrigo, la bahía de Pals; las Montañas de Begur, la bahía de Palamós y el macizo de Cadiretes; y relieves más lejanos como el Montseny, Collsacabra, Guilleries, Puigmal, Canigó, Salinas, Alberes y Cap de Creus; un festival paisajístico. Antes de dejar el techo del macizo nos adentramos en el bosque unos metros para visitar el monumento megalítico de la cista de Puig d´Arques, uno de los más importantes de las Gavarres. Con toda probabilidad se trate de un sepulcro de inhumación primaria individual o de pareja, no reutilizable, construido probablemente hacia el año 3.500 y 3.000 a.

Dejamos la cima por un sendero que nos lleva a un collado seguido de un corto sendero en subida que nos deja en la segunda cima del día, el Puig de Gavarres, también llamado Puig d'Arqués —hay el error generalizado de nombrar con este nombre la cima donde está el mirador y el dolmen del mismo nombre — e incluso éste no es el más alto, ya que el más alto se encuantra al lado, por poco más de un metro, es el Puig d'Aiguabona.. Las tres cumbres, Nonell, Gavarres o Puig d'Arques y Aiguabona componen el techo de las Gavarres que sobrepasan los 500 metros.

En la cima de las Gavarres o Puig d'Arquès continuamos por pista pasando junto a los restos del antiguo Hostal de Aiguabona o Parada de los Dos Rals situado en el entorno de la cima de Aiguabona, la más alta del macizo, que había hecho funciones de hostal para los peladores del corcho, leñadores y carboneros que trabajaban en el bosque alrededor del s. XIX cuando la explotación del mismo era un recurso económico de primer orden. Actualmente el bosque también es el protagonista en las Gavarres. Una espesa alfombra boscosa llena las vertientes del macizo, de hecho en Les Gavarres se localizan los alcornocales y bosques de pino marítimo más importantes del territorio catalán. Navegamos por la cresta entre antiguos alcornocales, el comercio del corcho representó la principal fuente de subsistencia de los pueblos de la zona durante el siglo XIX y principios del XX, para llegar al próximo destino, Sant Cebrià de Lledó. En el trayecto pasamos por Can Sitges, una masía de referencia en el macizo y lugar donde está la cabecera del Daró, y algún claro donde todavía pastan rebaños de ovejas.

Llegamos a la aldea de Sant Cebrià de Lledó, epicentro del antiguo pueblo de masías diseminadas. Desde su plaza tenemos una buena panorámica del Empordanet, nombre con el que bautizó a Josep Pla esta porción de tierra del Baix Empordà que se extiende entre el Montgrí y las Gavarres, una llanura que combina rítmicamente campos, bosques y pueblos medievales. Preside este rellano un almez centenario, ubicado entre Can Cama, masía que ofrece servicios de restauración, y la iglesia de Sant Cebrià de Lledó, llamada también “dels Metges” ya que veneraba a los médicos Sant Cosme y Sant Damià.


Dejamos este reducto de paz y continuamos por el camino que pasa por Can Marti, una masía de especial belleza arquitectónica por su simplicidad y su justa medida volumétrica, y nos baja al cauce de la riera del Metges. Salimos del valle hasta conectar por una pista cumbrera que seguimos en dirección norte hasta encontrar el camino que nos baja repentinamente al cauce del Daró, donde encontramos la carretera. Hacemos un tramo por asfalto en dirección a Cassà de la Selva para dejarla a continuación por una pista cómoda y fresada que nos sube a Santa Maria de Montnegre, centro de un vecindario con personalidad propia dentro del término de la parroquia de Sant Mateu del Montnegre, formado por unas masías que dependían del monasterio de Cervià desde el s. XIV y quizás desde antes. Continuamos la ruta con el objetivo de alcanzar el techo de este vecindario y otro de los más altos de Les Gavarres, la cima de Montigalar. Lo hacemos por unos pequeños caminos que se convierten en amplios senderos pedaleando entre pequeños alcornoques que emergen de los bloques de piedra envueltos de un denso y sugerente musgo. Un trayecto precioso e imborrable que nos deja a los pies de la cima.

Merece la pena desviarse de la ruta para alcanzarlo aunque no se llega en bicicleta hasta la cima. Una oportunidad muy cercana para gozar de una bellísima e imperdible panorámica. Hay pocos sitios en Les Gavarres con esta perspectiva visual. El espectro visual se multiplica exponencialmente y tenemos una visión total, tanto del territorio que rodea las Gavarres como mucho más allá de los límites de las comarcas vecinas. Una retahíla de relieves que un conocedor del territorio identificará fácilmente: Cadiretes, Montseny, Guilleries, las cimas del Pirineo oriental con el Canigó como cabeza de grupo o el Montgrí por ejemplo y sin entrar en cimas o lugares relevantes más concretos. También se vislumbran los núcleos más importantes a ambos lados del macizo como Girona y la Bisbal.

Deshacemos el camino y continuamos por un bonito sendero que se mueve por un frondoso boscoso y que conecta con la pista que lleva a la masía de Estivalca, punto donde continuamos por un sendero que conecta, después de una fuerte subida, con el camino que nos permite llegar al último techo del día, la cima del Puig Alt, donde se encuentra el Santuario dels Àngels, uno de los más visitados y de más devoción de las tierras gerundenses. Las panorámicas sobre todas las comarcas gerundenses desde esta privilegiada ubicación son generosas. Y cuando la tramontana barre las neblinas tenemos una postal que abarca un espectro paisajístico de primera magnitud: la Costa Brava, la llanura del Baix Empordà, el Alt Empordà, la Sierra de Rodes, las Alberes, la Garrotxa y la llanura de la Selva , todo enmarcado por el mar, los Pirineos, el Montseny y las Guilleries.

Deshacemos un tramo de camino y continuamos la ruta por caminos, mayoritariamente senderos de buen hacer, que descienden hacia el valle del Celrè, río que nace debajo de las montañas del santuario dels Àngels, y toma una dirección norte-sur por un estrecho valle. En el fondo del valle encontramos los restos del molino harinero de Can Rigau: se aprecia la antigua balsa y el carcabá, el túnel que por debajo del antiguo edificio del molino conducía las aguas hasta el rodillo que hacía girar las muelas; la acequia que llevaba el agua en el molino discurría por el camino que seguimos y ya no se reconoce. Llegamos al pueblo de Quar, núcleo donde tomamos la vía verde para volver al punto de salida.

Diciembre de 2023

CENTROS DE INTERÉS
Dolmen de Puig d´Arques. Cementerio de los Judíos de los médicos. San Cebrià de Lledó o los Médicos. Almez de Can Cama. Santa María de Montnegre. Santuario de la Virgen de los Ángeles. Molino del Rigau

RESTAURANTES / ALOJAMIENTOS
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